Comprar una botella de agua es un gesto que nos parece inofensivo y trivial. Pero comprarla tiene un coste, y no sólo económico. Más allá del precio de la botella, está el coste medioambiental, que no es nada desdeñable.
Hablemos de dinero: una botella de agua cuesta una media de 1 euro. Podría ser más barata, pero es la media europea. Si una persona consume 1 botella al día, ¡son casi 400 euros al año! Mientras que el agua del grifo cuesta 0,3 céntimos, es decir, 25 veces menos.
A lo largo de 5 o 10 años, cuesta miles de euros beber un agua que suele ser de calidad media y contribuye a exponer la naturaleza y los seres vivos a cada vez más microplásticos. Por qué no ahorrar ese dinero o invertirlo en algo más interesante y menos contaminante?
Una buena solución puede ser invertir en un filtro de agua y comprar botellas reutilizables. Aunque un filtro de una marca conocida requiera una inversión inicial, durará años y, al final, te costará mucho menos que comprar agua embotellada, al tiempo que aportas tu granito de arena al planeta. Por no hablar de que tu agua será de mejor calidad que las botellas de plástico, cuyos sucesivos escándalos demuestran lo cuestionable que puede ser su calidad.
Así que haga sus cálculos, compare el coste de comprar agua embotellada con el del agua filtrada, tenga en cuenta su contribución al medio ambiente y seguro que se convencerá de que ha llegado el momento de invertir en un sistema Berkefeld® británico.